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Inspirado en los atardeceres dorados de Taganga y los mercados bulliciosos de Sincelejo, este plato nace del deseo de traer la frescura costeña al corazón de Bogotá.
La mojarra frita, capturada en las aguas dulces de represas tolimenses, llega a la capital para dorarse en aceite al punto justo, heredando el secreto de las cocineras de la Costa que la sirven crocante. A su lado, el patacón —hecho con plátanos verdes de Urabá— se aplasta y fríe, como lo hacían los campesinos de la región para darle ese toque perfecto entre tierno y crujiente. El arroz con coco, con su dulzor suave, lleva en cada grano el aroma de las playas de Sucre: el coco se ralla a mano y se mezcla con arroz de los Llanos, creando un contraste que enamora. Los toques finales —aguacate hass de Antioquia, tomates jugosos de Cundinamarca, cebolla y cilantro— son un guiño a los Andes, uniendo en un solo plato el mar, la selva y la montaña.
Este menú es un puente entre regiones, una forma de probar la Colombia diversa sin salir de Bogotá.
"No es solo comida: es el Caribe que se cuela por la ventana de Bogotá cuando más lo necesita."
Restaurantes: Comida popular